La Escuela Nueva representa el más vigoroso movimiento de
renovación de la escuela después de la creación de la escuela pública burguesa.
La idea de fundamentar el acto pedagógico en la acción, en la actividad del
niño, ya se venía gestando desde la “Escuela Alegre” de Vitorino de Feltre
(1378-1446), siguiendo por la pedagogía romántica y naturalista de Rousseau. No
fue sino hasta principios del siglo XX cuando tomó forma concreta y tuvo
consecuencias importantes en los sistemas educativos y en la mentalidad de los
profesores.
La teoría y la práctica de la Escuela Nueva se diseminaron por
muchas partes del mundo, fruto ciertamente de una renovación general que
valoraba la autoformación y la actividad espontánea del niño. La teoría de la
Escuela Nueva proponía que la educación fuera instigadora de los cambios
sociales y, al mismo tiempo, se transformara porque la sociedad estaba
cambiando.
El desarrollo de la sociología de la educación y de la
psicología educacional también contribuyó para esa renovación de la escuela.
En 1899 fundó el Comité Internacional de las Escuelas Nuevas,
con sede en Ginebra. Debido a la creación de innumerables escuelas nuevas con
tendencias diferentes, en 1919 el Comité aprobó treinta puntos considerados
básicos para la nueva pedagogía; para que una escuela se enmarque en el movimiento
debería cumplir por lo menos con dos terceras partes de las exigencias. En
resumen, la educación nueva sería integral (intelectual, moral y física);
activa, práctica (con trabajos manuales obligatorios, individualizada),
autónoma (campestre en régimen de internado y coeducación).
La
Escuela Nueva no fue un movimiento uniforme ligado a un sistema educativo
concreto sino que acogió diversos ensayos con otros objetivos, otros fines y,
sobre todo, nuevas metodologías, que surgieron progresivamente como alternativa
a la escuela tradicional que se basaba en magistrocentrismo (maestro organiza
el conocimiento, es el modelo al que imitar y obedecer mediante disciplina,
reproches y castigo), enciclopedismo (todo lo que el niño debe aprender se
encuentra en el manual escolar y nada debe buscarse fuera de él), y el
verbalismo y la pasividad (método igual para todos los niños y repitiendo lo
que dice el maestro.) Los ensayos de la Escuela Nueva se basadan en una serie
de principios que derivaron de una nueva comprensión de las necesidades de la
infancia (de estudios de biología y psicología) y, posteriormente, de las
nuevas exigencias de la vida social.
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